No podía empezar mejor el Curso “Donde Barcelona pierde el nombre”. Una Hidra llena a rebosar, una presentación esclarecedora de Oriol Nel·lo, y un nutrido grupo de personas muy conocedoras de la realidad de las periferias urbanas barcelonesas. Experiencias y saberes desde Nou Barris (Barcelona) a Ponent (Tarragona), pasando por La Florida (L’Hospitalet) y otros lugares de la región metropolitana de Barcelona (RMB de ahora en adelante). [Contiene Audio y Power point de la sesión]
1. Geografías de la desigualdad
Durante los primeros compases de la sesión, se abordó la desigualdad social en el territorio con perspectiva histórica. Espacio y tiempo, coordenadas esenciales para todo proceso urbano y, naturalmente, para un geógrafo como Nel·lo. A partir de una serie de gráficos y mapas, nuestro invitado mostró que las conquistas logradas al final de la dictadura franquista tuvieron como resultado la aparente reducción de las desigualdades durante un largo periodo (1976-96). Esta disminución sería sobre todo perceptible por el acercamiento de los niveles de renta familiar disponible media entre la ciudad de Barcelona y las coronas metropolitanas. Sin embargo, en el cambio de siglo, en pleno boom inmobiliario, las desigualdades volvieron a incrementarse, y el nivel de vida de las periferias metropolitanas fue alejándose de la de los centros urbanos. La crisis que comenzó alrededor del 2007-08 ha acelerado este proceso: la destrucción del empleo y la profundización de la terciarización económica (trabajo precario en el sector servicios) han incrementado las desigualdades y disparado los niveles de pobreza. La disparidad entre barrios ricos y pobres se perciben en datos tan crudos como la esperanza de vida: 82 años en Les Corts, 74 en los barrios barceloneses periféricos.
2. Segregación urbana
La segunda parte de la sesión abordó la cuestión de la segregación urbana. Tal y como indicó Nel·lo, la segregación es mucho más antigua que la crisis actual: se trata de un fenómeno estructural tan antiguo como el capitalismo, indisociable del proceso de urbanización capitalista. En pocas palabras, la segregación no es otra cosa que la capacidad de los grupos sociales para elegir lugar de residencia, y por lo tanto va ligada a los niveles de desigualdad. Como tal, afecta a todos los grupos sociales. De hecho, los niveles más elevados de segregación en la RMB se observan entre los segmentos más ricos. Los grupos más acomodados son los que más se separan del resto de la sociedad. Un ejemplo llamativo y de sobras conocido: las urbanizaciones de alto standing y los barrios cerrados. Por otra parte, sobresalen una serie de periferias urbanas con tipología diversa: cascos antiguos y centros históricos (como Canyeret en Lleida), polígonos de vivienda construidos durante los años 60 y 70 (como Ciutat Meridiana en Barcelona) y barrios de construcción informal (como Bonavista en Tarragona).
Llegados a este punto, hay que decir que dos problemas importantes emergen a la hora de valorar la segregación. En primer lugar, por obstáculos administrativos propios del contexto catalán y español, no se puede conocer la renta de los individuos en los diferentes barrios y territorios. Sólo podemos aproximarnos a los niveles de renta tomando como referencia variables indirectas: valor catastral medio, superficie media del hogar, porcentaje de población en situación de desempleo y porcentaje de población extranjera. Estas limitaciones estadísticas hacen que tengamos que tomar toda interpretación estadística sobre segregación con ciertas reservas.
3. ¿La mezcla social como solución?
Un segundo elemento que complica la cuestión es el debate en torno a lo que se ha venido llamando «efectos barrio». Desde hace años, buena parte de las políticas urbanas a escala global se han visto influidas por la idea de que la segregación de los pobres y su concentración en el espacio los tiende a hacer aún más pobres. Es decir, la pobreza material (falta de ingresos y de patrimonio) se vería incrementada por el hecho de vivir en un barrio o en otro. La idea es sencilla: allí donde vives determina tus condiciones de vida. Y se basa en otro planteamiento: quién conoces y con quién te relacionas influye en tu nivel de vida. En Europa, a menudo se ha querido compensar los supuestos efectos barrio con políticas de «mezcla social», que consisten en trasladar la población de pocos recursos a barrios de clase media, utilizando la construcción de vivienda protegida en esas zonas.
En la RMB, curiosamente, se ha utilizado la idea de mezcla social pero llevando a cabo la operación inversa: mover personas de clase media a barrios empobrecidos. Esto es lo que probó el último ayuntamiento socialista, en las postrimerías del boom inmobiliario, con la construcción de un conjunto residencial en el barrio de Torre Baró: parte de las viviendas iban destinadas a investigadores y profesores de la Universidad de Barcelona. En todo caso, el planteamiento es el mismo: se supone que la presencia de diferentes clases sociales en el mismo espacio evitaría procesos de «ghettoización», neutralizando los efectos negativos que conlleva la concentración de minorías étnicas y empobrecidas: más fuentes de información, menor estigmatización, etc.
El problema con esta política reside en que, de entrada, no se ha demostrado que funcione. Al contrario, muy a menudo todo lo que se consigue es hacer invisible la pobreza material, cuyos efectos en ningún caso se difuminan. Sucede además que la «mezcla» no se da, sino que se refuerza un modelo dual y polarizado. Por poner un ejemplo clásico: los niños de clase media no dejan de ir a escuelas privadas para escapar del estigma de la escuela pública donde se concentran los pobres. En definitiva, las diferencias de clase tienden a orientar patrones de socialización marcadamente diferentes. Sin cambios más profundos, las políticas de mezcla social basadas en el concepto de ‘efectos barrio’ funcionan como poco más que una operación cosmética.
De hecho, el riesgo de apoyarse en la premisa «donde vives determina tus condiciones de vida», a menudo implica olvidarse del problema fundamental, que es precisamente el inverso: básicamente, que «tus condiciones de vida determinan dónde vives«. Plantear así el problema significa tener que hacer frente a la injusticia de dejar que el mercado del suelo determine el precio de la vivienda. Es decir, de permitir que el mercado determine donde vive la gente. La tercera vía socialdemócrata pasó muchos años concentrándose en los efectos supuestamente nocivos que implicaba el nacer y criarse en un barrio determinado, sin abordar nunca la estructura del mercado que generaba aquella pobreza en primer lugar.
4. Políticas transformadoras
Así pues, la pregunta para cualquier política que se quiera transformadora no debería ser «¿cómo gestionamos la pobreza?», sino «¿cómo hacemos para atacar sus raíces?» En torno a esta cuestión giró la segunda parte de la sesión del jueves, con plena conciencia de que nos encontramos a las puertas del «Pla de Barris», que el ayuntamiento de Barcelona quiere poner en marcha en los barrios más empobrecidos. Es decir, el debate se centró fundamentalmente en el campo de las políticas institucionales. Aquí Nel·lo planteó que a pesar de las dificultades, cualquier intervención con vocación de cambio debería ser a largo plazo, y debería contar con un apoyo social amplio. Se habló así pues de la importancia de contar con el tejido social para gestionar una parte de las acciones que se lleven a cabo. ¿Es posible una coproducción de las políticas, con la institución y los movimientos manteniendo roles diferenciados? ¿Es posible, partiendo de la política institucional, generar autonomía y empoderamiento social en los barrios, evitando los habituales clientelismos? Más importante aún, ¿cuáles son los ámbitos de acción en los que vecinos e instituciones locales pueden incidir? A pesar de conocer las limitaciones presupuestarias de los municipios (a menudo como consecuencia de una base fiscal reducida) hay que pensar a fondo y sin prejuicios cuáles son los ámbitos desde los que se pueden atacar las raíces de la desigualdad: desde el sistema escolar hasta el mercado de la vivienda, desde las instituciones sanitarias hasta los centros de trabajo.
- Audio de la sesión
- Power-point de la presentación, elaborado por Oriol Nel·lo.