Desde el año 2008, la población que vive de alquiler ha crecido inexorablemente. El fin del último boom inmobiliario (1997-2007) fue también el inicio de un cambio de tendencia, después de 50 años de expansión de la vivienda en propiedad. Ante el crecimiento reciente del mercado de alquiler, en los últimos años se han realizado estudios rigurosos que aportan datos relevantes, como la evolución de la oferta y la demanda, los cambios en el precio del alquiler, y la estructura y la concentración de la propiedad. Sin embargo, en general hay un desconocimiento sobre la dimensión social de este mercado y, muy particularmente, de la realidad de las personas que viven de alquiler y que constituyen la base económica.
El propósito de esta encuesta es llenar este vacío, aportando datos sobre las condiciones de vida de los hogares inquilinos y los impactos del mercado de alquiler en el área metropolitana de Barcelona. La encuesta se centra en el ciclo alcista entre los años 2014 y 2019: etapa durante la cual los precios aumentaron sin precedentes, superando su máximo histórico. Los conocimientos acumulados de las personas directamente afectadas –que son quienes viven en las viviendas, pagan los alquileres, y tienen relaciones con agentes muy diversos– ofrecen datos de gran valor sobre la evolución del mercado de alquiler y sus repercusiones sociales.
La encuesta y el informe han sido realizados por los equipos de La Hidra Cooperativa, la Agencia de la Salud de Barcelona, y el Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (Universitat Autònoma de Barcelona), con el apoyo y colaboración del Sindicato de Inquilinos e Inquilinas.
El informe se estructura en tres apartados. En el primero, se abordan los aspectos metodológicos de la encuesta, que se basa en una muestra de 2.020 respuestas completas (de un total de 2.647). En el segundo apartado, se explican los principales resultados: 1) se ofrecen datos generales sobre el sistema de alquiler, analizando cuestiones como el peso del alquiler de mercado y la influencia de los intermediarios; 2) se evalúan los impactos sociales del mercado de alquiler en el ciclo 2014-2019, dimensionando problemas como la inseguridad residencial, los desahucios invisibles, el acoso inmobiliario y el estrés financiero; 3) se analizan los efectos de afiliarse o de participar en una organización que defiende el derecho a la vivienda, como es el caso del Sindicato de Inquilinos e Inquilinas. En las conclusiones se recogen los aspectos más destacados del informe y se hacen algunas recomendaciones.