El pasado 16 de Octubre, Jaime Palomera de La Hidra Cooperativa fue invitado a la Biennal de Pensament de Barcelona. En concreto, a una conversación sobre vivienda y ciudad con Oriol Nel·lo, Carme Trilla y Gaia Redaelli, moderada por Helena Cruz. Posteriormente, la revista CRÍTIC incluyó la intervención de Jaime entre las 10 reflexiones imprescindibles de la Biennal. Os dejamos el vídeo de la conversación entera y siete puntos que resumen las ideas principales.
1. Capitalismo rentista
Estamos ante un fenómeno sin precedentes. El capitalismo está mutando: lo que te quitan en el lugar de trabajo es importante, pero lo que te quitan en el lugar donde vives juega un papel cada vez mayor. Los procesos de desposesión que padecemos en el espacio de vida, en el hogar, son a menudo más terribles que aquellos que padecemos donde trabajamos. Si bien el rentismo, la apropiación de riqueza sin producción, siempre ha sido una característica del capitalismo, en los últimos años ha alcanzado una función principal.
2. No gobierna la ley de la oferta y la demanda
Esta profunda crisis de la vivienda demuestra el fracaso de las políticas neoliberales de los últimos 40 años. Pone de manifiesto el fracaso de la idea de que el mercado es la mejor manera de garantizar el acceso a la vivienda. A pesar de la insistencia de muchos falsos expertos, el mercado no se autorregula en base a una oferta y una demanda que fijan los precios. Si esto fuera así, no se explicaría por qué entre 1997 y 2007 los precios de compra-venta subieron como nunca, cuando se construía también como nunca y la oferta doblaba la demanda; o por qué entre 2008 y 2013 los precios del alquiler bajaron significativamente, cuando la demanda aumentaba mucho más rápido que la oferta.
3. La acción del Estado capitalista
Lo cierto es que el Estado juega un papel fundamental en la formación del mercado de la vivienda. Del mismo modo que fue el motor de la burbuja hipotecaria, ahora lo es de la burbuja de alquileres. Si durante los 90 los sucesivos gobiernos adaptaron el mercado de la vivienda al mercado hipotecario y financiero, en los últimos años se han puesto todos los esfuerzos para someter la realidad de millones de hogares arrendatarios a los objetivos de los mercados financieros.
4. La promoción de la vivienda en propiedad
En realidad, hablar de política de vivienda es un error conceptual e ideológico, consistente en imaginar que los Estados trabajan por defecto para garantizar el acceso a la vivienda. En realidad, los gobiernos históricamente maniobran para garantizar el orden económico y político a través de la vivienda. Se trata de garantizar el beneficio inmobiliario y financiero de las élites, y también la estabilidad política del sistema. Así se explica que desde el siglo XIX las élites políticas de media Europa hayan trabajado para promover (en mayor o menor grado) la vivienda en propiedad: una forma de incluir a una parte de las clases subalternas en el sistema, de limitar sus reivindicaciones, y de adherirse a programas fiscalmente regresivos (contra el impuesto de sucesiones, el IBI, etc).
5. Falta movilización colectiva
La crisis de la vivienda es consustancial a la economía de mercado pero no hay nada natural o irremediable. Lo que omiten los análisis economicistas es que la vivienda es producto de una correlación de fuerzas entre propietarios e inquilinos; entre la industria inmobiliaria y los barrios y comunidades urbanas. Si en el sur de Europa los gobiernos han tendido a fomentar la mercantilización de la vivienda, y el devenir propietario de amplios segmentos de la población (mientras en otros países se fomentaba la vivienda pública, la regulación de precios, etc.) tiene que ver fundamentalmente con la baja conciencia y movilización colectiva en torno a este bien fundamental.
6. Los movimientos marcan el cambio
La crisis hipotecaria de 2007-08 también fue el terreno a partir del cual nació un ciclo de politización donde la ciudadanía organizada pasa a llevar la iniciativa en todo lo relacionado con la política de vivienda, siempre por delante de los poderes públicos instituidos. En los últimos diez años, los movimientos proponen cambios en la ley hipotecaria, en la ley de arrendamientos, respecto la regulación de precios y el desarrollo de vivienda protegida por parte de actores privados, y un largo etcétera.
7. El conflicto entre vida y capital
Sin embargo, nuestras ciudades están inmersas en una batalla terrible, entre vida y capital rentista, que pone en peligro tanto la vida en los barrios como el futuro de incontables familias. Nos encontramos en una encrucijada histórica que cada vez admite menos medias tintas: entre fuerzas anti-sociales, que defienden la conversión de vidas y barrios en activos financieros, y fuerzas solidarias que aspiran a poner la vivienda en el nivel de la sanidad y la educación públicas.